jueves, 1 de marzo de 2012

¿Lo mejor de 2011?


Ya lo sé: las listas de “lo mejor del año” salieron en enero. Es más ¡desde diciembre!...  Ya lo he dicho aquí: me parece pretencioso hacer una lista de lo mejor del año; querer redondear (forzar) 5 o 10 discos. Pero es cierto: todos tenemos nuestros favoritos y nos gusta compartirlos. So… acá están los míos. ¿Por qué ahora? Respondo con otra pregunta: ¿Cómo diablos lanzan en diciembre listas del año aún en curso? Abogo por dar tiempo al asunto y escuchar a distancia, para leer mejor al año.

No enlisto LO mejor de 2011; comparto algunos discos que robaron mi atención y sonaron docenas de veces en mis audífonos. Si le gusta, compártale!


King Creosote & Jon Hopkins – Diamond Mine  




Jon Hopkins, pianista inglés arquitecto de atmósferas musicales heredadas en gran medida del ambient de Brian Eno (con quien ha colaborado en diversos proyectos), se suma a la diáfana voz y guitarras del escocés King Creosote, para crear un LP que hace honor a su nombre: Diamond Mine. El proyecto de colaboración entre un guitarrista folk y un músico electrónico se antoja sospechoso, se escucha con reservas, pero al final embelesa: es una verdadera mina de diamantes. Probablemente el disco que más escuché en 2011. Suavidad ingrávida matizada de folk –tanto musical como vocal– que viaja por una atmósfera brumosa. Especial atención a “Bubble”, “Bats in the attic” y el excelso cierre del disco: “Your young voice”.



Wooden Shjips – West


Desde San Francisco, donde la inteligencia musical ha superado tantas veces al resto del estado de California, los Wooden Shjips se avientan un DISCAZO. Tardé horas en decidir cuál rola postear: el disco es una pieza maestra. Distor y reverb sabiamente producidos, dominados, amaestrados, no para hacer simple ruido espanta-chicas. Intenso, bien ejecutado, bien cantado, bien grabado, para sencillamente ser bien escuchado.



Thurston Moore - Demolished Thoughts

Sí, cómo de que no, estás escuchando al Thurston Moore que piensas, el mismo detrás de las letras, guitarra y voz de Sonic Youth. Aunque no es su primer álbum solista, sí es el más des-sonicyouthizado. Así que… pensándolo bien, no, no es “el de Sonic Youth”, este Thurston Moore de 53 años ve el mundo diferente y compone diferente; es otro. Eso y la producción de Beck (evidente a kilómetros) resuelven un álbum sorprendentemente acústico, armónico, revestido de harpas y violines (a cargo de Mary Lattimore y Samara Lubelski). Un disco elegante que al final no habla de un Moore envejecido y suavizado, sino de un artista recreado, tan activo como el otro Thurston Moore.
 
  



Milagres – Glowing Mouth


Decía Emile Cioran que grandes cosas surgen de la enfermedad y el cuerpo deteriorado. Kyle Wilson, cabeza de Milagres se accidentó escalando rocas y durante su convalecencia escribió este álbum. Por ahí los comparan con Wild Beasts, Bon Iver y demás “del género”. No se deje engañar, Milagres se cuece aparte. La oscuridad letrística, música melódica pero problematizada y voz de Wilson dejarán escuchar que no miento.



The War on Drugs – Slave Ambient

Algo que adoré con el fenómeno MGMT fue el regreso de la psicodela a la música popular (lo cual no significa que no se hiciera psicodela en otros ámbitos). Muy en la onda de Yeasayer, el segundo disco de los War on Drugs es una agradable sorpresa. Poco puedo decir de ellos, recién los descubrí y, confieso, no conozco su primer disco. Ya me daré el tiempo para hacerlo pero desde que escuché Baby Missile me quedó claro que había que escuchar el disco entero. No me arrepentí. Hágalo usted mismo.



The Kills – Blood Pressures

El post punk de los Kills tiene menos que ver con los White Stripes (comparación común) que con los orígenes anarco-punk de Jamie Hince y Alison Mosshart en sus bandas previas. La comparación es, por mucho, reduccionista, probablemente originada por la colaboración de Jack White y Mosshart en The Dead Weather. Como sea, The Kills demuestra con Blood Pressures que valen por sí mismos y que han trabajado largo y duro todos estos años para madurar su sonido, tan sencillo como propio; vale la pena. Aunque para mí el No Wow sigue siendo su mejor disco, esta rola (Future Starts Slow) se pegó a mi cerebro por meses; aún no se despega, pero al menos ya no la pongo ocho veces al día. Aguas: el tempo del riff de lira y la batería hipnotizan.


The Horrors – Skying

Lo más interesante de la música de los Horrors es la reinvención. Cada disco es completamente distinto al anterior. Lo sé, acabo de escribir un super-cliché de las recomendaciones de revista musical, pero no no no, neta es en serio: se trata de trabajos diametralmente distintos. El mejor, sin duda, este último: Skying. Hay que escucharlo completo, al menos tres veces, para descubrir finos detalles, de a poco. El sencillo Still life con audífonos, porfa, para escuchar las lejanías de la rola. Enjoy.



Ladytron – Gravity the Seducer

Cuando una banda lleva años trabajando y girando por todo el mundo, llega el punto en que su música se ve obligada a desempolvarse y elegir entre dos caminos: 1) el confort de repetirse a sí misma, con lo que los fans ya han validado o 2) sofisticarse. Con Gravity the Seducer Ladytron opta por la segunda. Así se resume el disco: Ladytron de nuevo, pero refinado. Delicia. A por él.



The Black Keys – El Camino

Este par de gringos vuela la cabeza muy cabrón. Dos años consecutivos editando discazos de rock; así de simple. Si a principios de la década pasada The Strokes encabezó el supuesto revival, The Black Keys les arrebata la batuta la segunda década del siglo. Rock, blues y viceversa. Verlos en vivo es imprescindible.



Ahí está, pues. Les recomiendo señores: Consíganlos, bájenlos, disfrútenlos y sobre todo, compártanlos, que para eso se hace música. Comentarios: muuuuuy bienvenidos, acá abajo.

2 comentarios:

  1. Black fuckin' Keys. ¿Escuchaste el Blakroc?

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    1. Sí, ta bueno ese proyecto también! Los Black rockean muy cabrón. Cómo viste a los
      Wooden Shjips? Ya los topabas? baja el disco, está superior.

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